El cabello tiene varias fases que van desde su crecimiento, estacionamiento y caída normal. La primera de ellas se llama fase anágena o de crecimiento, y la última, o de caída, es la telógena. Si bien la caída del cabello no significa un gran trastorno más allá de dejar más expuesto el cuero cabelludo a efectos ambientales (como la radiación UV, por ejemplo), suele provocar una importante pérdida de la autoestima personal. Una buena prueba de ello es la multimillonaria inversión de dinero en todo el mundo para evitar su caída o recuperar el que se ha perdido.
Fases de crecimiento
El cabello tiene varias fases que van desde su crecimiento, estacionamiento y caída normal. La primera de ellas se llama fase anágena o de crecimiento, y la última, o de caída, es la telógena. Todo este proceso lleva un ritmo adecuado que permite la armonía entre la cantidad que crece y la que cae diariamente.
Efluvio telogénico
Existen circunstancias y patologías que acortan esta primera etapa. haciendo cambiar rápidamente a la telógena con su consiguiente caída anormal. Esto se conoce como efluvio telogénico o telógeno.
El concepto del efluvio telógeno fue introducido por Kligman en 1961, al observar que el aumento de la pérdida de cabello telogénico podía ser consecuencia de una aceleración del ciclo capilar.
Este tipo de caída comienza a ser evidente tras dos a cinco meses, mientras que en el efluvio anágeno la pérdida se manifiesta en días o semanas.
La caída del pelo por el efluvio télogeno siempre es difusa o de distribución masculina, pero nunca es total. Puede durar desde 6 meses hasta varios años. siempre y cuando no sobrevenga otro agente desencadenante.
Existen varias condiciones que pueden provocar la pérdida capilar, por lo cual es importante analizar todos los factores posibles, las más comunes son los siguientes:
Factores que pueden causar alopecía
– Deficiencias de la dieta: Como la falta de vitaminas o minerales, particularmente de hierro.
– Hormonas / Embarazo / Parto: Niveles anormales de hormonas en mujeres, especialmente durante el embarazo y en el postparto.
– Estrés físico extremo: Intervenciones quirúrgicas.
– Estrés emocional: El estrés emocional crónico, o shocks repentinos, pueden causar efectos adversos en los folículos.
– Alopecia inducida por fiebre: Altas temperaturas del cuerpo en respuesta a enfermedades infecciosas crónicas, a las que las células del folículo responden reduciendo su actividad.
– Pérdida aguda de sangre: La pérdida de sangre puede vaciar de nutrientes al folículo, forzándolo a reducir su actividad.
– Hipertiroidismo o Hipotiroidismo: Las hormonas tiroideas tienen un profundo efecto sobre la actividad folicular.
– Efluvio neonatal: Los recién nacidos pueden tener pérdida de pelo en los primeros meses de vida.
– Enfermedad severa: Esto puede modificar el normal funcionamiento del cuerpo y tener un fuerte impacto sobre los folículos.
– Medicamentos: Acitetrin, heparina, interferon alfa, isotretinoina, litio, ramipril, terbinafina, timolol, ácido valproico, warfarina, aciclovir, alopurinol, buspirona, captopril, carbamazepina, cetirizina, ciclosporina, sales de oro, lamotrigina, leuprolido, lovastatina, nifedipina, amiodarona, amitriptilina, azatioprina, dopamina, naproxeno, omeprazol, paroxsetina, prazosina, sertrlina, venlafaxina, verapamil, propanolol, exceso de vitamina A.