Los hombres están dejando sus prejuicios atrás y cada vez son más los que deciden entrar al quirófano para hacerse una cirugía estética. Los hombres están dejando sus prejuicios atrás y cada vez son más los que deciden entrar al quirófano para hacerse una cirugía estética. La blefaroplastía, o cirugía de párpados, es una de las más requeridas últimamente por el sexo masculino en muchos países. Esta técnica consiste en extirpar el tejido sobrante alrededor del ojo, que es el causante de las bolsas de grasa acumuladas en los párpados, y que puede provocar la pérdida de visión periférica. Según los profesionales el proceso de recuperación es rápido y no suele dejar cicatriz.
En general los hombres que recurren a este tipo de cirugía están en los 40 años, y poseen un trabajo que requiere el contacto con el público, el cual requiere un aspecto despierto y lúcido, además de estético. En los últimos años hubo avances en este campo y se ha logrado extirpar menos tejido, distribuyéndolo por el rostro. Esto hace que sólo en un 25% de los casos los pacientes deban realizarse algún tipo de retoque 10 años más tarde.
Además, los especialistas señalan que el postoperatorio es un proceso sencillo y corto que requiere de pocos cuidados.
La blefaroplastía puede corregir la caída de los párpados superiores y las bolsas de los inferiores, características que hacen que parezcamos mayores y más cansados de lo que somos y que, en algunos casos, pueden interferir con la visión. Esta cirugía suele realizarse bajo anestesia local más sedación, o menos frecuentemente, bajo anestesia general, dependiendo de las preferencias del cirujano. En ningún caso se siente dolor, y la intervención suele durar entre una y dos horas.
La mayoría de las veces las incisiones se colocan en las líneas naturales de los párpados superiores y justo debajo de las pestañas en los inferiores; en algunos casos pueden extenderse hacia las patas de gallo. A través de estas incisiones se separa la piel de la grasa y músculo subyacentes, eliminando el exceso de grasa y de piel. Las incisiones se cierran con suturas muy finas y delicadas para que no sean notadas a simple vista. Las bolsas de grasa habitualmente son dos en el párpado superior y tres en el párpado inferior que se eliminan, achican o acomodan según lo que requiera cada paciente dando un contorno más descansado y juvenil.
En los casos de pacientes jóvenes en los que sólo hay exceso de grasa, se puede realizar una blefaroplastia transconjuntival de los párpados inferiores; la incisión se coloca en el interior del párpado inferior no dejando cicatriz visible. En la gran mayoría de los casos es necesario realizar un reacomodamiento de la piel que rodea a los párpados para lograr un aspecto más natural. Esto se realiza elevando los tejidos circundantes por medio de una incisión ubicada dentro del pelo. Este sutil lifting superior atenúa las arrugas de la frente, reposiciona la cola de la ceja y ayuda a eliminar las patas de gallo.
Post-quirúrgico
Luego de la cirugía, se aplica una pomada en los ojos para lubricarlos, y en algunos casos un vendaje. Por lo general no hay mayores molestias pero si las hubiese, se alivian fácilmente con medicación prescripta por el cirujano. Durante las dos primeras semanas el cirujano plástico seguirá con detalle la evolución. Los puntos se retiran entre los 3 y 5 días posteriores. El edema disminuirá gradualmente hasta desaparecer por completo.
Las cicatrices pueden tener un aspecto rosado durante los primeros meses, pero se irán desvaneciendo hasta convertirse en una línea clara casi invisible. Igualmente, la evolución depende del tipo de piel de cada persona. Los resultados de la blefaroplastía, que dan un aspecto más joven y despierto, se mantienen años.