test top website

El masaje: un acto de curación

Adela Sanz y su profundo concepto del masaje como sinónimo de «acto de curación»; de ese momento en el que dos individuos se comprometen –aunque tácitamente las más de las veces– a compartir un intercambio energético en un marco de respeto y confianza, a fin de que uno de ellos pueda ayudar al otro a recuperar su bienestar.  Podría iniciar esta nota recordando los principales efectos del masaje sobre el cuerpo (la piel, la circulación sanguínea, el sistema nervioso, los músculos, los órganos, la mente…) y creo que, de esa manera, podría sostener la teoría del masaje como proceso terapéutico que cumple un rol protagónico en el restablecimiento del equilibrio psico-físico de los individuos.

Pero no es esa mi intención… Quiero compartir con ustedes mi concepto del masaje como sinónimo de «acto de curación»; de ese momento en el que dos individuos se comprometen –aunque tácitamente las más de las veces– a compartir un intercambio energético en un marco de respeto y confianza, a fin de que uno de ellos pueda ayudar al otro a recuperar su bienestar.

/

El otro, ese ser tensionado, con molestias musculares, contracturas, dolores o preocupaciones de índole estética que lo inhiben o avergüenzan, llega a nosotros, masajistas, ansioso de encontrar ayuda para solucionar su conflicto y recuperar su armonía; espera encontrar una persona capacitada, responsable, empática y sensible dispuesta a ayudarlo.


Sólo de esa manera podrán establecerse las bases indispensables para desarrollar un verdadero «acto de curación»: tiene que haber alguien que necesite ayuda y alguien dispuesto a ayudar, y ambos tienen que ser conscientes del rol a desempeñar en ese intercambio.

Uno deberá ser sincero para relatar sus malestares, el otro empático para entenderlos; uno tendrá que asumir su porcentaje de responsabilidad en las causas de sus molestias o trastornos, el otro será responsable a la hora de manipular, palpar y masajear; uno sensible a las sugerencias y consejos, el otro sensible frente a la preocupación o sufrimiento ajenos.

El ser humano tiene siempre la posibilidad de hacer algo por si mismo y para sí mismo cuando de dolor, enfermedad o malestar se trata.

Para lograrlo tiene que tener la posibilidad de registrar de manera consciente lo que le pasa y comprender los cambios que conviene que haga para estar mejor.

El masaje es el instrumento que lleva la conciencia del individuo a cada región de su cuerpo, aún la más remota, la más inexplorada en la vida cotidiana, plena de vértigo y estrés.

/

Las manos hábiles, cálidas y experimentadas del profesional lo ayudarán a registrar las tensiones de sus músculos, los dolores, la falta de movilidad o amplitud articular, la restricción… la incomodidad… la molestia….

Pero también serán las que servirán para que paulatinamente tome conciencia de la relajación de sus músculos, de la ausencia de dolor, de la recuperación del movimiento, del aumento de la amplitud de sus articulaciones, de la libertad… de la comodidad…. del bienestar.

Un masaje realizado por manos expertas que palpan, acarician, amasan, friccionan y relajan, realizado en un ámbito de calma y tranquilidad (música, temperatura, confort, intimidad), con el producto o los productos apropiados, acompañado de una actitud profesional de entrega y simpatía, se convierte, entonces, en un verdadero «acto de curación».

/

Los protagonistas de ese «acto de curación» se habrán enriquecido recíprocamente y aquel que vino buscando ayuda habrá encontrado la punta del ovillo de su propia sanación: ¡Cómo hacer para mantener este estado de relajación y bienestar resultado del intercambio feliz y eficaz con su masajista!


Adela Sanz
Terapeuta Corporal. Coordinadora Grupal. Esteticista. Cosmetóloga.