La celulitis es una afección crónica puramente femenina que evoluciona en ciclos. Se observa principalmente en la mitad inferior del cuerpo y casi el 50% de las mujeres la padecen. La celulitis es una afección crónica puramente femenina que evoluciona en ciclos. Se observa principalmente en la mitad inferior del cuerpo y casi el 50% de las mujeres la padecen.
De causa multifactorial, se desarrolla a partir de modificaciones genéticas, raciales, vasculares, hormonales, hábitos sedentarios y estrés. Puede desarrollarse a cualquier edad y está fundamentalmente ligada a cambios hormonales como la menarca, embarazo, menopausia y uso de anticonceptivos. También puede asociarse a patologías endocrinológicas, circulatorias, metabólicas, osteoarticulares (pie plano).
Considerada simplemente un trastorno estético por mucho tiempo, ya que constituye un deterioro de la imagen corporal, en la actualidad se acepta como una afección que repercute físicamente, con modificaciones de la superficie de la piel en cuanto a color, consistencia, espesor y el característico poceado, especialmente a nivel de muslos y glúteos, acompañada muchas veces de dolor y pesadez.
La celulitis tiene tendencia a crecer, ya que las células grasas en lugar de mantenerse en cantidad fija, se hacen cada vez más numerosas para aumentar las capacidades de almacenamiento; por eso cuesta tanto trabajo desalojarla y hacerla desaparecer.
En la celulitis se modifica el tejido adiposo subcutáneo, y presenta las siguientes características:
– Aumento de grasa localizada
– Aumento de la consistencia de la piel con un endurecimiento de las fibras conjuntivas, que lleva a un envejecimiento del tejido conjuntivo.
– Disminución de la flexibilidad de los tejidos.
– Aumento del volumen de la piel por la acumulación de agua en el tejido conjuntivo
– Insuficiencia circulatoria
– Mayor sensibilidad de la piel causada por la compresión de las terminaciones nerviosas.
Fases de formación del tejido celulítico
Son etapas en las que se produce la desestructuración del tejido subcutáneo que dará lugar a la formación de la celulitis:
– Primera Fase: no existe manifestación clínica. Se caracteriza por una lenta microcirculación venosa y linfática. Los vasos se dilatan y la sangre permanece más tiempo del habitual.
– Segunda Fase: debido a esta vasodilatación, la pared de las venas y vasos linfáticos se hacen permeables dejando salir líquido al exterior (edematización del tejido conjuntivo). Este líquido es rico en electrolitos y mucopolisacáridos.
– Tercera Fase: se produce una hiperpolimerización de los mucopolisacáridos, transformando el líquido seroso en una sustancia más densa que entorpece los intercambios de nutrientes entre vasos y adipocitos. Estas células se hipertrofian ya que no pueden verter sus metabolitos a la microcirculación, aumentan de tamaño, pueden romperse y volcar su contenido graso y tóxico al exterior.
– Cuarta Fase: se produce una proliferación fibrosa en dermis e hipodermis, formando una red que engloba a células grasas, vasos venosos, linfáticos y nervios, dificultando de esta manera el intercambio entre vasos y células. Esto produce una compresión de las terminaciones nerviosas y adipocitos provocando dolor y el típico fenómeno de la celulitis respectivamente.
– Quinta Fase: la evolución de la fase anterior se transforma en una fibrosis que comprime a células, vasos linfáticos y nervios, dando lugar finalmente a los nódulos que pueden palparse. Parte de estas mallas traccionan desde las últimas capas de la piel dando las características de la llamada «piel de naranja».
Prevención de la celulitis
Para prevenir la celulitis, es importante evitar los factores que favorecen su aparición:
– Alimentos refinados: azúcar, carne, lácteos, ya que provocan una producción de desechos por parte del organismo que favorece la acumulación de grasas.
– Cigarrillo: el tabaco inhibe la absorción de vitaminas y perjudica la circulación sanguínea.
– Ejercicios: los de alto impacto o deportes violentos están contraindicados.
– Café: el abuso de café estimula la sobreproducción de adrenalina por parte de las glándulas suprarrenales y sobrecarga los riñones, limitando su capacidad para filtrar la sangre.
– Estrés: un organismo cansado o estresado, es muy probable que retenga las sustancias tóxicas. Los nervios, la irritabilidad, y la ansiedad son factores propicios para la aparición de celulitis.
– Alcohol: produce un desgaste en el hígado y los riñones, impidiendo una efectiva depuración de los desechos.
Tratamiento de la celulitis
No hay un único tratamiento intensivo anticelulítico, pero sí existe un conjunto de tratamientos que pueden resultar efectivos. Debe buscarse la sinergia de diversos agentes que potencien mutuamente sus beneficios terapéuticos.
Lo más apropiado es la realización de un tratamiento integral. Este incluye un tratamiento general y un tratamiento específico (medicamentos, medios físicos/fisioterapia y métodos quirúrgicos). La combinación de ambos tratamientos es capaz de mejorar en gran parte la patología celulítica, ya que no existe un tratamiento que cure definitivamente esta afección.
Tratamiento general
Actúa sobre los factores terciarios que desencadenan y/o agravan la celulitis. Incluye:
– Dieta balanceada, consumo de fibras.
– Ingerir abundante agua por día, no menos de 1 1/2 litro.
– Ejercicio físico moderado y continuo.
– Abandono de hábitos tóxicos: café, alcohol, cigarrillo.
– Cuidados en el vestir: no usar ropa ajustada ni tacos muy altos.
– Evitar el estrés.
– Regulación del tránsito intestinal.
– Tratamiento de patolologías concomitantes, como la obesidad y las alteraciones tiroideas.
Tratamiento especifico mediante distintos principios activos
Deben elegirse fórmulas que contengan principios activos que actúen sobre los componentes involucrados en el desarrollo de la celulitis como la microcirculación, el tejido graso y el tejido conectivo.
Entre los principios activos utilizados en el tratamiento de la celulitis tenemos diferentes extractos fitoterápicos y otras sustancias. En su gran mayoría, contienen:
– Centella asiática (Hidrocotile asiatica): actúa protegiendo el tejido vascular. Estimula la biosíntesis del colágeno.
– Ginkgo biloba: posee una alta concentración de sustancias antioxidantes y estimulantes de la circulación.
– Fucus vesiculosus: es un alga marina rica en aminoácidos, vitaminas, minerales y oligoelementos. Posee yodo, cuyo efecto sobre el metabolismo lo hace recomendable en tratamientos de celulitis. Activa el metabolismo de las células y así ayuda a eliminar los elementos tóxicos acumulados.
– Ruscus aculeatus: en su raíz se concentra un principio activo, la ruscogenina, que posee acción venotónica, activa la microcirculación y facilita el drenaje linfático y circulatorio.
– Cafeína y sus sales: estimula la lipólisis (al inhibir la producción de fosfodiesterasa), por aumento importante de la tasa de AMPc (Adenosina Monofosfato Cíclico) en el adipocito, movilizando así la grasa acumulada. Se necesita una concentración mayor al 5 % para que la cafeína surta efecto (ideal del 7 %). Es importante una exfoliación para facilitar la penetración de la cafeína, por eso es fundamental acompañar este tratamiento con un queratolítico.
– Paulinia Cupana: extracto de guaraná rico en cafeína, estimula la lipólisis.
– L-carnitina: tiene propiedades lipolíticas, transporta los acidos grasos libres colocándolos a disposición de las cadenas respiratorias mitocondriales, para su combustión. Los adipocitos se ven liberados así de su contenido excesivo de triglicéridos.
– Silanoles: Son derivados orgánicos de silicio, ricos en funciones hidroxilo, con radicales que les otorgan especificidad. Comparten una serie de actividades biológicas propias debido a la acción del silicio orgánico y otras particulares según la naturaleza del radical.
La importancia del silicio
Es importante entregar silicio a la piel porque el organismo humano tiene una baja concentración de silicio en el cuerpo, y es muy importante poder suplementarlo ya que se va perdiendo con el tiempo, así el aporte de silicio actúa como un antienvejecimiento.
El silicio de ubica en la matriz extracelular del tejido de sostén, aproximadamente una persona de 60Kg tiene 9g de silicio en su cuerpo, se encuentra en arterias, tejido conectivo de sostén y forma redes con los glicosaminoglicanos, proteoglicanos, con las fibras de colágeno y de elastina.
Al perder silicio, la red comienza a desestructurarse y aparecen las arrugas. A su vez el silicio interviene en la síntesis de colágeno y elastina, así con la disminución del silicio disminuyen sus niveles.