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Senos I: Anatomía y etapas en la vida de la mujer

Durante la gestación se producen cambios muy significativos en el pecho de la mujer, ya que se está preparando para la lactancia. Esos cambios se deben a la influencia de estrógenos y progesterona de origen placentario y por factores hipofisiarios y tiroideos semejantes a los que actuaban en la pubertad. Anatomía de los senos

Biológicamente, la mama es una glándula sudorípara modificada, característica definitoria de los mamíferos, cuya misión primordial es la de producir leche. Cada seno está formado por 15-20 lóbulos separados entre sí por tejido conectivo y adiposo. Los lóbulos se dividen en numerosos lobulillos más pequeños, que terminan en docenas de minúsculos bulbos capaces de producir leche.

La leche producida por los senos es conducida por túbulos y conductos hasta los senos lactíferos, que son dilataciones de éstos, localizados a la altura de la areola, donde se deposita una pequeña cantidad de leche para ser extraída por la succión del niño. De ellos salen unos 15-25 conductos hacia el pezón.

En el centro de cada seno hay una zona circular que recibe el nombre de areola y contiene pequeños corpúsculos denominados tubérculos de Montgomery, que durante la lactancia producen una secreción que lubrica la piel. En el centro de cada areola se halla el pezón, formado por tejido eréctil que facilita la succión. La forma, tamaño y color tanto del pezón como de la areola varían muchísimo entre una mujer y otra.

El seno está irrigado por vasos sanguíneos y linfáticos. El tejido adiposo ocupa los espacios existentes entre los lobulillos y los canales, lo que proporciona una función aislante y amortiguadora. Su cantidad y aspecto es variable de un individuo a otro.

Los senos están sostenidos por los músculos pectorales, a los que están fijados mediante los ligamentos suspensores.

Los senos y las etapas de la vida de la mujer

En el embrión, las glándulas mamarias empiezan a desarrollarse durante la sexta semana. En el feto, la mama se desarrolla en forma de esbozo por la acción de los estrógenos placentarios y de la suprarrenal. En el momento del nacimiento, sólo están formados los conductos principales, permaneciendo las glándulas mamarias sin desarrollarse hasta la pubertad.

Al llegar la pubertad, la mama crece y se desarrolla paralelamente a los demás cambios propios en esta etapa de la vida. El desarrollo ocurre por efecto de las hormonas estrógenos y progesterona secretadas en el ovario.

También tienen influencia en este crecimiento la hormona de crecimiento STH o somatotrofina y la prolactina (secretada en la hipófisis anterior), así como la tiroxina (proveniente de la tiroides). Los cambios en esta etapa se inician, en primer lugar, por el desarrollo del pezón, seguido del desarrollo del tejido glandular, lo que causa un aumento del tamaño del seno y, finalmente, la pigmentación de la areola.

Durante la gestación se producen cambios muy significativos en el pecho de la mujer, ya que se está preparando para la lactancia. Esos cambios se deben a la influencia de estrógenos y progesterona de origen placentario y por factores hipofisiarios y tiroideos semejantes a los que actuaban en la pubertad, aunque en menor cantidad. También tiene importancia la hormona lactogenoplacentaria, cuya acción consiste en estimular el crecimiento de la mama.

Los cambios producidos en esta etapa consisten en un considerable aumento en el tamaño de las glándulas mamarias, los vasos sanguíneos se hacen más visibles, la areola se expande y oscurece, se modifica el tamaño de los pezones y los montículos de Montgomery se hacen más evidentes.

El climaterio y menopausia son etapas en las que también se producen cambios importantes en los senos. La producción de hormonas ováricas se reduce o incluso puede llegar a cesar por completo. Como consecuencia de ello se producen gran cantidad de cambios en todo el organismo de la mujer en general y en los senos en particular. Entre estos, los más significativos serían los siguientes:

– Los pezones se vuelven muy sensibles, se agrandan y ruborizan.

– El pecho pierde firmeza y presenta un aspecto caído, ya que los músculos pectorales pierden tono y elasticidad.

Los senos son una parte del cuerpo de la mujer que requiere especialmente una correcta higiene y cuidado. Para conseguir un busto firme, se precisa una serie de cuidados tales como ejercicio físico, una buena hidratación y mantener una dieta equilibrada.

Cáncer de mama y autoexploración

El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente en la mujer, pero si se logra diagnosticar pronto, hay muchas posibilidades de curación.

Aunque hay mujeres con mayor riesgo de tener cáncer de mama (sobre todo si hay antecedentes familiares), está comprobado que muchos se dan en mujeres que no tenían factores de riesgo, por lo que, en la práctica, todas las mujeres deben revisar periódicamente sus senos, independientemente de que tengan o no factores de riesgo.

La autoexploración debe realizarse a los 7-10 días después de la menstruación, cuando los senos ya no están sensibles. Si se ha pasado la menopausia, es aconsejable escoger un día fijo al mes.

En caso de detectarse bultos anteriormente no detectados, secreciones anormales en el pezón, cambios en el tamaño o forma de los senos o enrojecimiento de éstos, se debe acudir al médico lo antes posible.

A partir de los 40 años, es fundamental realizarse mamografías al menos cada 2 años.

La primera regla para mantener el pecho firme es tener una buena higiene postural.