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Aceites vegetales en cosmética

El aceite vegetal, rico en proteínas, carbohidratos y vitaminas, entre otros componentes, posee propiedades físico-químicas que lo hacen particularmente compatible con la estructura de la piel, lo que facilita su absorción y su acción. Los aceites según el Ayurveda.
Invariable y muchas veces independientemente en casi todas las culturas de todos los tiempos, acompañando a los orígenes mismos de la cosmética, la farmacéutica y las terapias corporales, los aceites vegetales han desempeñado un papel de capital importancia.

Encontramos todo tipo de variedades y preparados, desde la India hasta China milenarias, desde Egipto hasta la Grecia y Roma antiguas, pasando por las numerosas culturas americanas precolombinas, y haciendo a un lado injustamente tantas otras tradiciones que incluso han desarrollado y perdurado hasta nuestros días.

Quizá nos sorprenda esta valoración prácticamente “universal” de los aceites vegetales, probablemente por los siglos de desarrollo industrial y tecnológico, que en pos de la optimización de costos y producción nos ha distanciado de la naturaleza, de las materias primas o de los productos simples, dando origen a sustitutos sintéticos o empleo de aceites minerales en su lugar.

Paralela y contrariamente a ello, hoy la ciencia y la tecnología respaldan lo que ya milenios de tradición y uso inductivo habían consagrado: las magníficas propiedades cosméticas y terapéuticas de las plantas, en una copiosa diversidad de activos que aún hoy continúan cautivando y asombrando a investigadores, con la misma fascinación mágica de las culturas ancestrales.

El aceite vegetal, rico en proteínas, carbohidratos y vitaminas, entre otros componentes, posee propiedades físico-químicas que la hacen particularmente compatible con la estructura de la piel, lo que facilita su absorción y su acción.

En primer lugar, son lipofílicos, es decir, se mezclan a otras grasas con facilidad, por ejemplo, las grasas presentes en la piel. Al ser absorbidos de manera fácil y homogénea, sus activos se incorporan al metabolismo con eficacia y rapidez.

Los aceites minerales son menos perecederos que los vegetales, pero también menos compatibles con la piel, ya que suelen dejar una película de residuos que no son absorbidos, obstruyendo los folículos, y con el uso frecuente pueden resecar la piel.

El mismo inconveniente presentan los productos sintéticos, los cuales, por otro lado no logran homologarse al organismo como lo hacen los activos naturales, sin contar con que a menudo presentan contraindicaciones o son alergénicos.

Es ideal utilizar aceite vegetal, de primera prensada en frío, preferentemente de materias primas orgánicas, libre de conservantes o aditivos.

El aceite hidrata, nutre, favorece la elasticidad de la piel, otorga brillo, previene su envejecimiento prematuro, es emoliente, regenerador y cicatrizante.

Los aceites y el Ayurveda

ACEITES

Para la tradición ayurvédica, los aceites ocupan un lugar fundamental, en su uso externo tanto como interno y forman parte de un vasto vademécum fitoterapéutico.

Constituyen en sí mismos activos medicinales, barriendo toxinas y apaciguando doshas, según califiquen.

Las materias primas utilizadas son valoradas no sólo por su acción fisiológica sino también sutil, de acuerdo a los elementos presentes en ellas (teoría de los 5 elementos: éter, aire, fuego, agua y tierra) y su relación con las distintas fuerzas y formas de la materia y la energía (gunas), que son las leyes naturales que rigen a nivel microcósmico (universo, naturaleza, entorno) como microcosmos (organismo), que gobiernan los estados, los cambios, el equilibrio/desequilibrio y la relación entre sus componentes.

De esta manera sus efectos trascienden su acción local y matérica, y se proyectan sobre el sistema nervioso, los nadis (canales sutiles ), las emociones y finalmente en todo el cuerpo etérico.

La acción terapéutica y cosmética de un masaje o un tratamiento corporal, no sólo depende del procedimiento y la técnica empleadas, sino también en la misma proporción, de los aceites seleccionados, ya que responden al dosha afectado o dominante sobre el que se trabaja.

Para el dosha Vata el aceite indicado es el sésamo. Para Pitta, el coco. Para Kapha, oliva o mostaza. Y un aceite apto para los tres doshas es el girasol.

Para el Ayurveda, el aceite además es considerado por su capacidad de dispensar el calor uniformemente por todo el cuerpo.

El calor es fundamental para compensar un exceso de doshas fríos, especialmente Vata. Por ejemplo, el aceite de sésamo se indica para aplacar los tres doshas, aunque especialmente a Vata, por su untuosidad.

Pero también el aceite es combinado a aceites esenciales o hierbas medicinales específicas, potenciando su acción.

Propiedades de los aceites según el Ayurveda

ACEITES

Aceite de sésamo

Presente en muchos rituales y ofrendas de la India en forma de semillas, el aceite de sésamo constituye la base de los aceites medicinales.

Es untuoso, rico en ácido linoleico, lecitina, antioxidantes naturales como el sesamol, aminoácidos esenciales y minerales como hierro, cobre, fósforo, magnesio y calcio.

Se indica para tratar trastornos Vata (diminuye Vata) e incrementar Pitta.

Previene el envejecimiento prematuro de la piel y es ideal para piel y cabellos secos.

Además, otorga vitalidad, alivia dolor y procesos inflamatorios, y tiene la capacidad de absorber Prana (energía universal).

Aceite de coco

Muy utilizado en cosmética, es un aceite refrescante (alivia el calor corporal) medianamente ligero y especialmente indicado para afecciones de la piel como procesos inflamatorios, irritación, eccemas, sarpullidos y erupciones (trastornos Pitta). Es un poderoso antiséptico.

Es rico en ácido láurico, esteárico y palmítico, rico en proteínas, carbohidratos y minerales. El fruto es considerado sagrado en la India.

Aceite de oliva

Es un aceite untuoso, calorífico y altamente nutritivo.

Es rico en oleína, ácido linoleico, minerales y proteínas, bacteriostático y antiinflamatorio.

En medicina ayurvédica se recomienda para dolores musculares y articulares.

Su combinación con jazmín o rosa lo hacen ideal para el masaje.

Una vez más, la naturaleza pone a nuestro alcance los maravillosos recursos de su diversidad, a través de productos tan elementales como nobles.

Quizá ello explique la vigencia y eficacia de la tradición cosmética y terapéutica de los aceites.