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Cosmética infantil

La dermatología infantil recomienda siempre el uso de lociones y colonias que respeten la piel del infante, mucho más fina y sensible a las agresiones externas que la de los mayores. En ese mundo suave y delicado, se destacan mlos productos ecológicos e hipoalergénicos con aloe vera, aceite de caléndula o manteca de Karité.
La dermatología infantil recomienda siempre el uso de lociones y colonias que respeten la piel del infante, mucho más fina y sensible a las agresiones externas que la de los mayores.

En ese mundo suave y delicado, la filosofía de lo natural funciona cada vez mejor en las estanterías de las tiendas de cosméticos infantiles, que comercializan productos ecológicos e hipoalergénicos con aloe vera, aceite de caléndula o manteca de Karité.

La principal ventaja de estas cremas es que pueden aplicarse a todo tipo de pieles, y son especialmente idóneas para nutrir y proteger la piel del bebé gracias a que apuestan por componentes como el aceite de oliva, la camomila, la rosa mosqueta y la miel y excluyen de sus fórmulas conservantes como los parabenos, sospechosos de favorecer diversas patologías.

A esta fiebre por lo «eco» se han lanzado marcas como Bubbles & Creams y la suiza Weleda, que emplea la caléndula en su aceite de masaje para ayudar al bebé a mantener su temperatura corporal.

Pero no hay que obsesionarse con mantener la piel del recién nacido en constante hidratación a base de cremas, puesto que su dermis posee un alto contenido de agua y grasa y está más hidratada que la de un adulto; solo ciertas partes como la barbilla y las orejas necesitan un mayor cuidado.

Durante el cambio de pañal la piel del bebé está más expuesta, con lo que se necesita más atención en la elección de cosméticos especiales con óxido de Zn para evitar el enrojecimiento y la irritación.

Uno de los mayores enemigos a los que puede exponerse la piel de un bebé es el sol, por lo que en verano toca aumentar las precauciones. El doctor Agustín Buendía Eisman recomienda no utilizar cremas fotoprotectoras en niños menores de 6 meses porque su superficie corporal es «muy pequeña y el riesgo de absorción es mayor».

Buendía Eisman alerta también contra las picaduras de mosquitos, frente a las que hay que utilizar mosquiteros o gasas que cubran el cochecito del bebé: «Hay que evitar las cremas insectorepelentes porque el bebé las puede chupar», aclara.

Los bebés son los seres que más desarrollado tienen el instinto explorador; los colores, las texturas y las formas que les rodean son objeto de su interés y, a veces, esta inquietud constante por conocer el mundo puede acarrearles nervios.

Para que el trasiego diurno no repercuta sobre sus horas de sueño se recomiendan cremas que lleven extracto de manzanilla o aceite de almendras.

Perfumes suaves

En el campo de los perfumes, priman las fragancias suaves, bajas en alcohol, que se deben aplicar en la ropa del bebé y no directamente sobre su piel, de acuerdo con la mayoría de expertos.

Las notas de almizcle, talco o camomila que dominan el pentagrama de olores en la infancia conquistan también a algunas madres que acaban por utilizar la misma fragancia que sus retoños, quizá por la dulzura que trasladan estos olores.

El perfume es un producto común en las canastitas que se regalan a los recién nacidos, uno de los presentes más útiles y prácticos para los bebés. En este campo, las posibilidades también son infinitas y ya no sólo existen las típicas cestas rosas y azules para niñas y niños, respectivamente, sino que las más «cool» incluyen atrevidos colores rojo, amarillo y verde idóneos para ambos sexos.

Las más clásicas incorporan gel de baño, toallitas, leche hidratante, aceite corporal y complementos para el cuidado de su higiene, como cortauñas, peine o tijeras; las más modernas no se olvidan de los juegos como método de aprendizaje y contienen también juguetes de goma y libros acuáticos con los que inundar de fantasía la bañera.

Tanto o más importante que la crema que se elige para la piel del bebé es el masaje con el que la madre transmite al pequeño calma y placer: las caricias son el mejor medio para fortalecer aún más la ya de por sí especial relación entre padres e hijos.