Nuestra piel nos habla. Su aspecto es el fiel reflejo de su estado de salud. Protegerla contra los agentes externos y cuidarla correctamente es esencial para mantenerla sana. Alteraciones como el acné, la celulitis o el envejecimiento afectan de manera importante su funcionalidad.
La piel demuestra memoria
La piel tiene memoria. Esta máxima está contrastada y demostrada por numerosos estudios científicos y ya está interiorizada por la mayor parte de la población, que cada año suma a nuevos concienciados sobre la importancia de la protección de la dermis.
Esta memoria se refiere a aquellos pequeños daños acumulativos que con el tiempo desembocan en perjuicios que pueden ser desde leves, como la aparición de arrugas en la piel, hasta muy graves, como el desarrollo de un melanoma.
Lo cierto es que esa memoria de la piel no sólo se manifiesta a causa de las radiaciones ultravioletas por una excesiva exposición solar, lo que puede desarrollar un cáncer cutáneo, sino que también tiene presencia en otros aspectos relacionados con nuestra salud cutánea, cada vez más extendidos y comunes, como son la exposición a la contaminación y agentes oxidantes, ocasionando problemas de acné; falta de hidratación y cuidado estético, que aceleran el envejecimiento cutáneo, o el agravamiento de la celulitis estética en nalgas y muslos por la falta de cuidado de la piel.
El acné
El acné es un problema consolidado en el siglo XXI, no solo por el número de nuevos casos, sino por la intensidad de los mismos.
Un estudio publicado en 2015 apunta que el 80% de los dermatólogos asegura que la contaminación puede causar problemas en la piel, tales como sequedad, acné o alergias.
En contra de lo que pueda parecer, una piel con acné presenta zonas secas desprovistas del protector manto hidrolipídico que la mantiene hidratada y que ejerce una efectiva acción antioxidante. Así, debido a que esta secreción queda atrapada en los poros infectados y no se extiende sobre la piel, esta queda totalmente expuesta a los daños externos.
Además, y dado que esta piel tiene menor capacidad de regeneración, también pueden aparecer cicatrices y marcas en el rostro. Que no son más que el relleno del espacio afectado por tejido fibroso ante el fracaso de la dermis en regenerarse.
Lo que hace que su cuidado sea especialmente importante para protegerla tanto de los agentes dañinos presentes en el aire como de la radiación ultravioleta e, inclusive, de una mala alimentación, cada vez más descuidada ante el acelerado ritmo de vida al que se ve sometida la mayor parte de la población, que se manifiesta de forma importante en la piel.
Por si fuera poco, el acné ha dejado de ser un problema enmarcado en la etapa de la pubertad y ha pasado a afectar cada vez a más personas adultas, pudiéndose convertir en un estado de larga duración que además deje marcas permanentes si no se trata a tiempo.
En este sentido, es importante concienciar de la necesidad de cuidar la piel con acné siempre con tratamientos aplicados por profesionales dermoestéticos especializados.
Encontramos en recursos 100% naturales como el Aloe Vera, la caléndula, el romero, el hipérico o el óxido de Zn a grandes aliados, con una farmacología muy bien estudiada y demostrada, así como una mejor tolerancia y menor tasa de efectos adversos para actuar contra los agentes causantes de esta alteración cutánea, por lo que es recomendable recurrir a terapias que cuenten con esos componentes.
Fotoenvejecimiento
De las múltiples reacciones que tiene nuestro rostro ante los efectos nocivos del sol, uno de los más comunes es el envejecimiento de la piel o fotoenvejecimiento.
Recordemos que el colágeno es el tejido de sostén de la piel y que se rompe por la radiación UV-B, por oxidación o por falta de hidratación, lo que produce las arrugas y acentuación de las llamadas líneas de expresión.
En este sentido, es recomendable recurrir igualmente a los beneficios que nos aportan sustancias naturales que, como el ácido hialurónico, el Aloe Vera, el Castaño de Indias, el bisabolol o la caléndula, han demostrado acelerar la regeneración cutánea y la síntesis de nuevo colágeno, aumentar de forma significativa la hidratación o protegerla de la oxidación y otros agentes externos.
El uso de técnicas de radiofrecuencia ha demostrado tener un efecto sinérgico en cuanto al efecto anti-edad y a la penetración de principios activos. En caso de optarse por esta alternativa, es imprescindible hacerlo en centros certificados para tal fin para asegurar nuestra salud, ya que un uso incorrecto puede causar, incluso, quemaduras.
Celulitis: la memoria de la piel en nuestras piernas
No menos importante que la memoria de la piel de nuestro rostro es la de nuestro tronco inferior, en concreto en nalgas y muslos, siendo la mayor representación de ella la celulitis estética.
Es considerada como una alteración multifactorial en la que intervienen muchos factores y con un importante componente hormonal, ya que principalmente afecta a mujeres.
Entre los principales agentes causales se encuentran una inadecuada alimentación, el sedentarismo, fragilidad vascular, retención de líquidos, inflamación del tejido subcutáneo, aumento de la cantidad de grasa o determinados fármacos.
Solventar este problema cutáneo es especialmente lento y dificultoso, mientras que es fácil volver al punto de partida con la visible presencia de la temida ‘piel de naranja’, por lo que es especialmente importante el mantenimiento y la constancia en la actuación contra la retención de líquidos.
Un factor que nos va a ayudar es el cuidado estético, que se traduce en una piel más sana y un mejor estado general de la dermis, que favorece su recuperación.
Respecto a los tratamientos, nuevamente son las opciones naturales las que, con una alta efectividad demostrada, son capaces de combatir a estos problemas. Siendo la cafeína, la elastina, el árnica, el hamamelis y el bisabolol, activos que actuarán de forma específica contra los principales factores causantes de la celulitis.
La piel habla
Nuestra piel nos habla, y su aspecto es el fiel reflejo de su estado de salud. La protección contra los agentes externos y el correcto cuidado son esenciales para el mantenimiento de su buena condición y funcionalidad ya que, no olvidemos, la piel es un tejido que desempeña funciones fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Alteraciones como el acné, la celulitis o el envejecimiento son amenazas que afectan de manera importante a su funcionalidad y que no debemos descuidar.
Pero para su mitigación no vale todo: la alimentación equilibrada, los tratamientos naturales y el asesoramiento de un experto deben ser los tres pilares que sostengan la salud de nuestra dermis, pues solo así daremos pasos seguros para que su gran retentiva no nos pase factura.
Jaime Peña
Director Técnico I+D de CellActive (España)
Más info:
Tel. 959 250 101
atencionalconsumidor@gruponcsalud.com