Conocida como la «maldición de los celtas» porque se presenta generalmente en personas de piel blanca con ascendentes de Europa septentrional y oriental, la rosácea afecta principalmente a mujeres, con prevalencia de quienes están entrando a la menopausia.
La maldición de los celtas
Rubor en exceso, enrojecimiento, «arañitas» o engrasamiento de la piel del rostro son los principales y más evidentes síntomas de la rosácea.
Las mejillas, nariz, frente y el mentón son las zonas de la cara más frecuentemente afectadas por esta enfermedad inflamatoria crónica.
Se la conoce como la «maldición de los celtas» porque se presenta generalmente en personas de piel blanca con ascendentes de Europa septentrional y oriental.
Afecta principalmente a mujeres (3 por cada 1 hombre) con prevalencia de quienes están entrando a la menopausia.
Se calcula que unas 40 millones de personas en el mundo tienen rosácea, aproximadamente un 10 por ciento de la población la padece.
Las primeras manifestaciones pueden comenzar a los 20 años, siendo más notorias a partir de los 30, que es cuando empieza a desarrollarse con mayor intensidad. En casos muy severos puede evolucionar hasta comprometer la salud ocular, por lo que es conveniente no demorar un tratamiento adecuado.
Consecuencias emocionales y diagnóstico precoz
A muchas personas puede traerles consecuencias emocionales.
Hay pacientes que presentan baja autoestima y confianza en sí mismos. Ello los lleva a recluirse, evitar los encuentros sociales e incluso pueden presentar depresión.
Esto es contraproducente porque, como en la mayoría de las enfermedades, el estado de ánimo es fundamental para la prevención y el tratamiento.
Por eso la importancia del diagnóstico precoz. Si bien aún no existe una cura, se puede seguir una serie de recomendaciones o cuestiones a tener en cuenta para prevenir, aliviar y tratar la rosácea.
Cuidados desde la alimentación
Algunos alimentos pueden resultar irritantes y, por lo tanto, colaboran en el desencadenamiento de los brotes. Se puede mencionar el queso, el chocolate, condimentos picantes, la salsa de soja, la vainilla, el alcohol, bebidas calientes, entre otros.
Es recomendable llevar un diario con un registro de los brotes, práctica para detectar cuáles son los ingredientes o factores que pueden estar potenciándolos.
El cigarrillo y algunos medicamentos también pueden empeorar el cuadro.
Factores externos desencadenantes
Otros posibles disparadores de esta condición pueden ser el calor o el frío extremos, el uso de cosméticos a base de alcohol, aceites o que contengan demasiados conservantes o fragancias fuertes.
Los productos resecantes también pueden ser nocivos. Los vientos fuertes o el ejercicio pesado pueden provocar el empeoramiento de los síntomas.
Tratamientos
Desde lo preventivo, se aconseja evitar los factores desencadenantes, minimizar la exposición solar y usar fotoprotección (FPS 30 o superior, idealmente 50), tener cuidado con los cambios de temperatura bruscos, evitar productos abrasivos, jabonosos, astringentes, mentolados y alcanforados.
También es recomendable utilizar siempre productos indicados para pieles sensibles, como aquellos elaborados a base de avena, manzanilla, caléndula, té verde, alantoína, por ejemplo.
Respecto de los maquillajes, usar bases ligeras, hidratantes y no grasosas es otra de las indicaciones importantes para prevenir esta enfermedad.
El enrojecimiento de la piel puede neutralizarse con correctores de tonos verdes, siempre indicados para pieles sensibles.
Hoy en dia la tecnología disponible permite tratar el avance de la rosácea, mejorar enrojecimientos, arañitas faciales, manchas o picazón y prevenir cicatrices indeseadas.
Se pueden realizar tratamientos como sesiones de luz pulsada, combinándolas con otras dos de renovación facial anti-rosácea.
Los resultados son inmediatos, aunque hay casos que precisan más de una sesión y complementar con tratamiento médico oral hasta lograr el fin deseado.
No requiere reposo, el paciente se puede reintegrar inmediatamente a su rutina, cuidando su piel con protección solar.
Prof. Dra. Andrea Miranda. Médica esteticista y nutricionista, directora de la Sociedad Argentina de Estética y Nutrición Integral (SAENI) y CipSalud.
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