A diferencia del concepto de fitness, que hace referencia al estar y sentirse físicamente bien, el de wellness amplia este bienestar a todos los aspectos de la persona buscando el equilibrio entre los niveles físico, mental y emocional para lograr un estado de bienestar. Ahora más que nunca oímos esta palabra en las noticias, en los carteles publicitarias, en las conversaciones e incluso en el trabajo, pero, ¿sabemos qué significa realmente?
El término wellness deriva de las palabras well-being (bienestar), fitness (buena forma física) y happiness (felicidad).
A diferencia del concepto de fitness, que hace referencia al estar y sentirse físicamente bien, el concepto de wellness amplia este bienestar a todos los aspectos de la persona y busca el equilibrio entre los niveles físico, mental y emocional para lograr un estado de bienestar, un estado de aceptación o satisfacción con nuestra situación actual.
Este es un largo camino que recorremos a diario (sin conciencia de ello, quizás) y en el que interviene las siguientes seis dimensiones de la vida.
– Física: involucra la buena nutrición, el ejercicio físico y un estilo de vida saludable en general.
– Emocional: se trata de poder manejar las emociones de una forma positiva y constructiva.
– Espiritual: poder desarrollar un fuerte sentido de los valores personales y éticos.
– Intelectual: ampliar nuestros conocimientos, tener una mente activa y receptiva, con poder crítico, que busque nuevos desafíos, con creatividad, curiosidad y ganas de aprender siempre.
– Medioambiental: contribuir a que el lugar donde vivimos sea cada vez mejor para todos, conservando los recursos naturales y el bienestar común.
– Social: se basa la habilidad para interactuar en armonía con otras personas, siempre con respeto y tolerancia.
Técnicas del wellness
Ya no sólo interesa “estar en forma”, sino que además se busca el equilibrio cuerpo-mente porque… ¿de qué sirve estar en forma si no se es feliz?
Por ello, las técnicas del wellness no necesariamente son para perder peso ni para desarrollar una gran musculatura, sino que van más allá y coordinan el trabajo físico con el psicológico, y además lo hacen de forma amena y sin generar estrés.
No sólo se trata de hacer un poco de ejercicio y comer sano, sino además se deben de buscar la felicidad, aprender a conocerse a uno mismo, gestionar mejor nuestro tiempo libre y relaciones sociales, aprender a relajarnos, meditar, dormir bien, respetar el medio ambiente, aprender a respirar correctamente, etc.
Cada vez es más habitual encontrar centros donde, además de ir a entrenar, se pueden realizar actividades de relajación (como spa, gabinetes de masajes, saunas), clases colectivas (yoga, pilates, tai-chi) o acudir a zonas de ocio y descanso (cafeterías, peluquerías).
Una filosofía de vida
Varias investigaciones demuestran que las personas que consideran el wellness como filosofía de vida, tienden a cuidar de sí mismos, son más sanos, más productivos, tienen menos ausencias en el trabajo, y demandan menos servicios médicos.
Un artículo publicado en el Journal of the American Medical Association presentó un estudio llevado acabo por sujetos que participaron un año en un programa de wellness.
Estas técnicas combinan actividades al aire libre, como caminar o jugar con pelotas y palos con la intención de trabajar varias cadenas de músculos, lo que eventualmente ayudaría a fortalecerlos, equilibrar las articulaciones, aliviar dolores y corregir y prevenir malas posturas.
Se pudo observar una disminución del 17 por ciento en el total de las visitas médicas.
El wellness es un enfoque positivo de la vida, un enfoque que hace hincapié en la persona en su totalidad.
Es la integración del cuerpo, la mente y el espíritu. El reconocimiento de que todo lo que se hace, piensa, siente y cree tiene un impacto en el estado de salud.