Nos maquillamos para estar más lindas, pero a veces nos equivocamos y hacemos todo lo contrario. Puede ser por costumbres, productos que no nos sirven o creencias viejas que jamás comprobamos. Aquí detallamos algunos de los errores más comunes. Nos maquillamos para estar más lindas, pero a veces nos equivocamos y terminamos haciendo todo lo contrario. Pueden ser costumbres que aprendimos a los quince años copiadas de la abuela, productos que no nos sirven o creencias viejas que jamás comprobamos.
Aquí te detallamos algunos de los errores más comunes que, lejos de hacer magia, hacen brujerías.
Exceso de corrector
Si bien es fundamental y salvador para la vida, hay que saber elegir el tono adecuado para nosotras (uno menos que el de nuestra piel) y no entusiasmarse con el afán de corregir.
Demasiado producto sólo logrará resaltar los defectos en lugar de ocultarlos.
Sombras brillantes
Primero, mejor usarlas de noche. Segundo, ojo porque las partículas brillantes acentúan las arrugas y achican la mirada.
Mejor, usar poco y combinar con sombras mate que suavizan.
Exagerar con el polvo volátil
Ay sí, nos encanta el efecto piel de porcelana del polvo volátil invisible, lo amamos. Ahora, a nosotras nos puede parecer hermoso en el espejo pero no al resto del mundo.
Después de unas horas, el artificio se nos acumula en las líneas de expresión y terminamos con piel efecto pergamino.
Recordemos el refrán popular: lo bueno si breve dos veces bueno.
Grumos en las pestañas
Resaltar las pestañas es uno de los pilares del buen maquillaje, que no es lo mismo que aglutinarlas y provocar un efecto pesado que suma años.
Vayamos por una capa liviana y un aplicador que separe, curve y alargue.
Cejas artificiales
Ya nos dimos cuenta de que las cejas finitas de los noventa no van más y que las pobladas nos hacen ver más jóvenes. Pero a no exagerar: si las líneas dibujadas se notan lo único que vamos a conseguir es vernos como Bette Davis.
Hay que difuminar con un cepillito para que quede natural, usando siempre un tono más claro que el pelo.
Olvidar el retoque
Cuanto más fresco se vea el maquillaje, más jóvenes nos veremos, así que mejor meter en el bolso un kit de emergencia especial para retocarnos y no llegar a la noche hechas unas brujas.
Máscara, corrector, rubor, brillo y toallitas demaquillantes no pueden faltar.
Labios oscuros
Era re lindo ser adolescentes y pintarnos los labios de bordó, pero resulta que ahora, después de los treinta, la paleta del borgoña avejenta.
Sí, se usa, pero siempre podemos elegir un rojo sangre y un toque de brillo o, mejor todavía, apostar por los rosas y los corales.