Los flavonoides no poseen las características de las vitaminas: no son aminas y conforman otro grupo químico, pero por su acción protectora y la imposibilidad del organismo humano de producirlos, merecen ser incorporados al grupo de los nutrientes esenciales. Afortunadamente, no son raros ni exóticos, y se encuentran en muchas frutas y vegetales. Los flavonoides son pigmentos vegetales no nitrogenados. Su función en el mundo vegetal es la de atraer a los polinizadores.
Muchas veces los flavonoides son la respuesta adaptativa de las plantas a la intensa radiación ultravioleta.
Estos componentes protegen a las plantas de los efectos nocivos de los rayos solares.
También tienen un papel fundamental en el color y en el sabor de las plantas.
– Propiedades antioxidantes (te verde).
– Propiedades antitumorales.
– Fragilidad capilar.
– Antiinflamatorias y analgésicas.
– Antimicrobianas.
– Quercetina: es uno de los flavonoides con más propiedades: analgésicas, antiinflamatorias, antibacterianas, antiherpéticas,
– Luteína: es un pigmento liposoluble de color amarillo cuya función es proteger a la planta de la radiación solar.
Los flavonoides o bioflavonoides son pigmentos naturales presentes en los vegetales y que nos protegen del daño de los oxidantes como los rayos ultravioletas, cuya acción aumenta en el verano; la polución ambiental, con la presencia de minerales tóxicos como el plomo y el mercurio, y las sustancias químicas presentes en los alimentos (colorantes, conservantes, etc.) que, como el organismo humano no puede producirlas, debe obtenerlas ya sea a través de la alimentación o de suplementos.
Si bien no son considerados como vitaminas por los nutricionistas, los flavonoides actúan protegiendo la salud.
Limitan la acción de los radicales libres (oxidantes) reduciendo el riesgo de cáncer y enfermedades cardíacas, mejoran los síntomas alérgicos y de artritis, aumentan la actividad de la vitamina C, refuerzan los vasos sanguíneos, bloquean la progresión de las cataratas y la degeneración macular, evitan las tuforadas de calor en la menopausia y combaten otros síntomas.
Afortunadamente, no son raros ni exóticos, y se encuentran en muchas frutas y vegetales.
Están presentes, por ejemplo, en la soja, el té verde y negro y en el vino. Además, como también pueden utilizarse en forma de suplementos nutricionales, se los encuentra junto con ciertas vitaminas y minerales.
Denominados vitamina P por su descubridor, el Dr. Alberto Stent-Gyorgyi (premio Nobel), los flavonoides existen desde que existen las plantas.
Sin embargo, no fueron reconocidos hasta 1930, año en que el Dr. Stent-Gyorgyi aisló de la cáscara del limón una sustancia denominada citrina que regulaba la permeabilidad de los capilares.
Los flavonoides no poseen las características de las vitaminas: no son aminas y conforman otro grupo químico, pero por su acción protectora y la imposibilidad del organismo humano de producirlos, merecen ser incorporados al grupo de los nutrientes esenciales.
Cosmiatra Nélida Palacios
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