La libertad de correr sin zapatillas está de moda y cada vez son más las personas que las dejan en la casa y se adhieren a la «revolución» de los corredores minimalistas. No se trata de un concepto nuevo y en la última década han surgido estudios que comparan las ventajas y desventajas entre correr descalzo y hacerlo con una zapatilla amortiguada. Se trata de una vuelta a lo básico, a tiempos de nuestros antepasados.
La libertad de correr sin zapatos está de moda y cada vez son más las personas que dejan las zapatillas en la casa y se adhieren a la «revolución» de los corredores minimalistas.
No se trata de un concepto nuevo y en la última década han surgido estudios que comparan las ventajas y desventajas entre correr descalzo y hacerlo con una zapatilla amortiguada.
Pero sin duda que fue la aparición del libro Born to Run (Nacidos para correr) de Christopher McDougall en 2009, inspirado en el pueblo tarahumara del norte de México, que suelen colocarse en las plantas de los pies un pedazo de llanta vieja y amarrársela a los tobillos con cuerdas de piel para recorrer cientos de kilómetros, el que sirvió de detonante para popularizar esta práctica.
Pero, ¿hasta qué punto es mejor?
Cuestión de impacto
Se considera que correr sin zapatillas o con calzado minimalista fomenta la manera natural de movimiento del cuerpo humano, con lo que se reducen los riesgos de lesiones en un ejercicio considerado de alto impacto.
«Al correr descalzo nuestro cuerpo aprende a amortiguarse, algo que no se logra con el uso de zapatillas amortiguadas, que actúan como una barrera que impide a nuestro cuerpo a absorber el impacto con el suelo», dijo Ricardo Marco, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y quien se especializa en la prevención y recuperación de lesiones.
«Cuando se corre descalzo se hace de una forma natural, en la cual el primer apoyo que hacemos es con la parte media del pie, a diferencia que lo hacemos con la zapatilla que es con el talón».
Aunque también depende de la técnica de la persona, José Miguel del Castillo, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, considera que además de evitar las lesiones por impacto, un corredor minimalista «fortalece los ligamentos y mejora la biomecánica natural del pie».
«Hay una prueba que me gusta hacer y es poner a una persona a saltar. La diferencia del impacto entre caer con el talón o la punta del pie es muy grande y es por eso que nadie caería de talones porque sabe que se va hacer daño», dijo Del Castillo.
«Una zapatilla amortiguada lo que hace es camuflar ese impacto, pero éste se produce igual».
Nuevo rumbo
Para Del Castillo es significativo que un organismo del prestigio del Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM, por sus siglas en inglés) haya cambiado radicalmente su posición sobre el uso de las zapatillas amortiguadas.
«Hace muchos años que recomendaba este tipo de zapatillas, pero en 2014 cambió y se inclinó hacia el calzado minimalista o con cero drop», que es el tipo de desnivel entre la punta de la suela al talón.
Una de las razones es fomentar un cambio en la manera de correr de las personas con el fin de disminuir el riesgo de lesiones.
«Al apoyar con el talón se manda una tensión muy grande a la rodilla y a la cadera, que termina afectando a la zona lumbar de la espalda», explicó Ricardo Marco.
«No es sólo por la forma en la que el pie impacta con la superficie, sino que al reducir el tamaño de zancada y aumentar su frecuencia, unos 180 pasos por minuto, también se tiene menos tiempo de apoyo con cada pie», agregó Del Castillo.
Paso a paso
Ambos profesionales coinciden en que las personas tienen que dedicar tiempo para ir aprendiendo la técnica de correr minimalista ya que «no se puede decir de hoy para mañana que te quitarás las zapatillas y te convertirás en minimalista porque está de moda», advirtió Marco.
«Es una progresión superlarga, de meses», dijo Del Castillo. «Tienes que interiorizar la cadencia, saber la frecuencia que tienes que hacer ya que cambia radicalmente la técnica con la que estamos acostumbrados con las zapatillas amortiguadas».
De no hacerse esta progresión, hay riesgos de sufrir fracturas de estrés, tipo microfracturas, o sobrecargas musculares en los gemelos o sóleo.
«Correr en la playa es un ejemplo», comentó Marco. «Si lo hacemos una vez al mes no va a pasar nada, pero si corremos constantemente en esa superficie tan inestable posiblemente sobrecargaremos tendones, músculos y a la larga se cronificará en una lesión».
¿Rendimiento?
El punto de la discordia es si correr descalzo mejora el rendimiento de las personas.
«Hay un estudio que dice que se aumenta en un 4% el consumo de oxígeno, que en deportistas de élite puede marcar la diferencia entre ganar o perder, pero en el 99% de las personas que corren es una cifra insignificante», mencionó Del Castillo.
La posición de Marco es más contundente. «Es mi opinión, pero no creo que mejore. Puedes equilibrar a nivel muscular y lo defiendo en este sentido ya que lo uso como medio de prevención, tanto a nivel personal como con los atletas a quienes entreno».
El beneficio en este sentido es que al cambiar la forma de pisar se equilibran o trabajas más ciertos tendones o músculos que habitualmente se lesionan cuando corres con calzado.
Sin embargo, hay otros factores que hay que tomar en cuenta a la hora de comenzar a correr descalzo o con una suela muy fina.
«Yo no recomendaría descalzo, sino con zapatos minimalistas, con los que se logran los mismos beneficios», recomendó Del Castillo.
«Sino la piel sufre mucho y se pasarían dos semanas con ampollas, cortes y rozaduras hasta que la piel se curte».
Marco, por su parte, considera que no deberían hacer la transición. «Yo me incluyo. Me refiero a las personas que tengan alguna disimetría entre una pierna y otra», aclaró.
«Si tengo una pierna más larga que la otra el correr descalzo lo que me va hacer es que cargue una zona más que la otra. Aquí lo que se necesita es hacer un estudio de biomecánica para ver si la persona equilibra bien con ambas piernas».
Sea por convencimiento de sus beneficios o por una demanda del mercado, las marcas de calzado deportivo se han unido al fenómeno minimalista, una forma de correr que reivindica a la cultura tarahumara.