En el mundo de la estética, podemos considerar aparatología antiaging a los sistemas que analizan y diagnostican el estado biofísico del paciente; los que aportan energía y equilibrio a nivel celular, y los que, a través de un proceso de estimulación tisular, regeneran tejidos y substancias inmersos en un lento proceso degenerativo. Definición de antiaging
En cuanto al cuerpo humano, la base del antiaging se sitúa en el terreno de la biología celular. Por extensión, se incluyen todo tipo de tratamientos de tipo más cosmético que tienden a mejorar el aspecto físico de la persona.
Aparatología antiaging
Centrándonos en el mundo de la estética, podemos considerar aparatología antiaging los sistemas que:
– Analizan y diagnostican el estado biofísico del paciente.
– Aportan energía y equilibrio a nivel celular.
– Los que, a través de un proceso de estimulación tisular, regeneran tejidos y substancias inmersos en un lento proceso degenerativo.
Para dar unos ejemplos, los aparatos que producen energía láser, luz intensa, ondas electromagnéticas (tanto de baja como de alta frecuencia), electrosmosis-electroporación, vacuoterapia u oxigenoterapia se pueden considerar como aparatos antiaging dentro del mundo de la estética.
Diferencias entre la aparatología médica y estética
En los tratamientos antiaging, el mundo médico y estético se complementan perfectamente.
A nivel de aparatología, los sistemas médicos permiten tratamientos más invasivos, por no decir más agresivos, lo que se traduce por el uso de potencias más elevadas y, eventualmente, un menor número de sesiones.
Aunque haya una diferenciación clara entre algunos aparatos antiaging de uso médico y los propuestos en estética, la mayoría son mixtos y son concebidos para un uso tanto médico como estético.
No obstante, hay que señalar que la aparatología antiaging aporta al sector de la estética un concepto totalmente nuevo en la manera de enfocar los tratamientos: permite al profesional disponer de tratamientos que atacan la raíz del problema, en lugar de intentar paliar ciertos inestetismos de forma más cosmética y más efímera.
Dicho de otra manera, en lugar de intentar mejorar la apariencia de una piel o de un tejido a base de tratamientos superficiales, la aparatología antiaging permite, primero, analizar en profundidad, diagnosticar el estado y la edad real de la piel y de los tejidos, para luego determinar el tratamiento necesario y proceder a la regeneración celular y tisular adecuada.
Siendo los resultados más contundentes y duraderos para el paciente, la aparatología antiaging aporta también al sector una nueva imagen de eficacia, confianza y profesionalidad.
Inversión y rentabilidad
La profesional esteticista siempre ha tenido una relación de amor-odio con la aparatología. La culpa la tienen tanto algunos fabricantes, más interesados por subirse al carro efímero del fenómeno de moda que por la eficacia de sus productos, como la propia esteticista por escuchar tanto el canto de las sirenas y equivocarse.
La aparatología antiaging es un concepto nuevo que se ha desarrollado primero en clínicas de medicina estética y llegó después a los centros de estética.
Es evidente que, de ahora en adelante, el tirón de la demanda del público despertará obligatoriamente el interés de las esteticistas hacia esta aparatología específica y que, tarde o temprano, se planteará positivamente su adquisición para responder a esta demanda.
Invertir en este tipo de aparatología es cuestión de estrategia: los primeros lo harán para consolidar la clientela existente y captar clientela nueva; los otros, para evitar la pérdida de clientela.
En cuanto a la rentabilidad de la inversión en este tipo de aparatología, depende menos del importe de la inversión que de su relación directa con lo que acabamos de apuntar: si se realiza con el fin de consolidar e incrementar clientela (es decir, sin esperar que la demanda venga de la calle, pero adelantándose a esta demanda), será muy rentable.
En cambio, si se realiza de forma forzada para evitar pérdida de clientela porque se ofrecen estos tratamientos en muchos otros sitios, la rentabilidad no estará ni mucho menos asegurada.
Los tratamientos antiaging, a pesar de utilizar las últimas tecnologías, no tienen por qué ser sistemas muy costosos o voluminosos.
Se pueden incorporar tanto en grandes centros como en centros pequeños. Es más un asunto de orientación de la oferta de tratamientos que de tamaño del centro.
El necesario aprendizaje de una tendencia que se consolida
El factor más importante para la eficacia de los tratamientos y los éxitos obtenidos reside en la formación proporcionada por las empresas fabricantes/distribuidoras de estos sistemas.
En efecto, como se trata de un concepto nuevo, donde se busca más el resultado duradero a medio plazo que el efecto efímero en el momento, la formación de la esteticista es fundamental y necesaria para que pueda:
– Entender perfectamente y transmitir a sus pacientes la explicación de todo el proceso a lo largo del tratamiento.
– Asegurar el seguimiento y valorar objetivamente su evolución.
– Disponer de las herramientas suficientes para adaptar el tratamiento en función del estado del paciente. En este sentido, a veces más valen 3 horas de formación por la persona adecuada que dos días de «pseudo seminario lavado de cerebro».
El resultado básico obtenido en la aplicación de aparatología antiaging para el paciente es el rejuvenecimiento cutáneo duradero a través de la regeneración del colágeno, la estimulación celular, la oxigenación y la movilización de los tejidos.
La consecuencia visible es la disminución de poros abiertos, reducción de manchas, reducción de arrugas, disminución de la flaccidez, y recuperación de la luminosidad y de la elasticidad.
Tal como hemos visto antes, la tendencia en los tratamientos estéticos no está en los tratamientos que buscan un efecto inmediato aunque efímero, sino más bien en la espectacularidad del efecto duradero, aunque no inmediato.
En este sentido, se puede considerar que la aparatología antiaging no responde a una moda pasajera, pero se afianza cada día más dentro de una sólida realidad que está dibujando el futuro de la estética y que la hará imprescindible.