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El protector solar ideal según los dermatólogos

Los dermatólogos, sin animarse a recomendar productos concretos, sí saben en qué se ha de fijar el usuario a la hora de escoger un fotoprotector, algo que, insisten, es un deber para cualquier persona que se preocupe por su salud.
Los dermatólogos, sin animarse a recomendar productos concretos, sí saben en qué se ha de fijar el usuario a la hora de escoger un fotoprotector, algo que, insisten, es un deber para cualquier persona que se preocupe por su salud.

Así lo resalta Aurora Guerra, especialista del Hospital 12 de Octubre de Madrid y portavoz incansable de la fotoprotección responsable.

Para Guerra, el primer punto en el que se ha de fijar alguien a la hora de adquirir una crema solar es el factor de protección. «Si queremos suficiente ha de ser 50 plus», subraya.

Así, esta experta desvela un dato que puede hacernos desconfiar de una crema que estemos dudando en comprar: una protección más alta de este número.

La recomendación se debe a la propuesta que realizó en 1996 la Asociación Europea de Cosmética, Perfumería y Artículos de Tocador (COLIPA, de sus siglas en inglés), que no reconoce un factor de protección más allá del medio centenar y agrupa a todos los que lo superan en un genérico 50+.

El organismo que regula los fármacos en EE UU, la FDA, se sumó a esta recomendación el año pasado: «No hay suficientes evidencias que muestren que los productos con un factor superior a 50 ofrecen mayor protección», aseguró en un comunicado.

No existe la protección total

En este mismo sentido, el dermatólogo de la Clínica Ruber (Madrid) Ricardo Ruiz resalta que no existe la protección total. «Aunque nos pongamos la crema con mayor índice del mercado siempre pasa algo de radiación ultravioleta a la piel; por eso, además de usar las cremas debemos exponernos con moderación al sol».

Este especialista también indica que la diferencia entre los índices de protección a partir de 15 es mínima. «Un índice de protección 30 bloquea el 96,7% del sol, mientras que uno de 50 bloquea el 98%».
En realidad, lo que indica el número es el tiempo que «una persona tarda en ponerse roja» tras una aplicación de la crema, explica Ruiz.

Aún así, la doctora Guerra vota por asegurar la máxima protección, mientras que el dermatólogo se decanta por la de 30, siempre que no esté acompañado de una exposición muy prolongada en el tiempo.

El segundo aspecto en el que hay que fijarse es en los rayos frente a los que protege el producto escogido. Además de proteger frente a los ultravioleta A (UVA) ha de defender de los UVB.

Los primeros son los responsables de envejecer la piel y, los segundos, de las quemaduras. A estos últimos es a los que se refiere el factor de protección, frente a los UVA no hay números, la crema solo protege o no. La recomendación de ambos expertos es que se opte por un producto que proteja frente a los dos.

A esta ecuación se acaba de sumar un tercer tipo de radiación, la de los infrarrojos. Guerra cree que escoger una crema que proteja frente a estos rayos «no es imprescindible», pero sí una opción válida para personas especialmente preocupadas por su piel.

«Sabemos que la dañan a un nivel muy profundo, pero aún tenemos que aprender sobre su efecto en las células», explica. El tercer punto que ofrece dudas a los compradores de una crema solar es la marca. ¿Se ha de acudir a una conocida? ¿No importa siempre que se tengan en cuenta los puntos anteriores?

Para Guerra, el laboratorio fabricante sí debe ser prestigioso, pero no como marca. «Debe ser una casa que lleve tiempo, más o menos conocida», señala.

Ante la duda, dos consejos

Preguntar al dermatólogo o comprar en farmacia son los mejores consejos cuando se dude. Esto no quiere decir que las cremas que se venden fuera de los establecimientos sanitarios sean malas, pero sí puede servir de guía a quien tiene dudas.

Para Ricardo Ruiz aunque «no tiene por qué ser cierto que los protectores solares caros sean mejores », la realidad es que hay «laboratorios líderes en investigación en fotoprotección y así lo reflejan sus precios».

Guerra está de acuerdo, aunque apunta a que parte de ese exceso de precio de las casas más conocidas se debe a un ‘efecto cosmético’. «Algunos ofrecen autobronceado, otros una textura especial; esto no los hace mejores, pero sí una opción respetable; es como quien se compra un bolso bueno pudiendo adquirir uno de la misma calidad más barato», resume.

En este sentido, Ruiz señala que estas mismas ventajas cosméticas asociadas a los productos más caros puede implicar «que no dé pereza » aplicarse el fotoprotector, por lo que quizás sí sea algo a tener en cuenta. «A veces, el hecho de que la crema no se note, no produzca ‘granitos’ sobre la piel o no irrite, es un valor muy importante».

Tanto Guerra como Ruiz coinciden en que la información que hay en los envases de los protectores solares suele ser clara y transparente. «Muchos más que en otros cosméticos », concluye el dermatólogo.