Por cada célula madre protegida, miles de células epidérmicas podrán renovarse y reparar así los efectos del envejecimiento cutáneo. Hay dos tipos básicos de células madre en el cuerpo humano: embrionarias, que pueden crecer y diferenciarse en uno de los 200 tipos de células que constituyen el cuerpo humano. Y las adultas, localizadas en algunos tejidos como la piel y la sangre.
Las células madre son las que se encuentran en todos los organismos multicelulares y que tienen la capacidad de dividirse y diferenciarse en diversos tipos de células especializadas, y de autorrenovarse para producir, a su vez, más células madre.
Actúan en la regeneración o reparación de los tejidos del organismo. Y al ser el pilar del proceso de renovación celular es fundamental su protección y restauración.
Por cada célula madre protegida, miles de células epidérmicas podrán renovarse y reparar así los efectos del envejecimiento cutáneo. Hay dos tipos básicos de células madre en el cuerpo humano: embrionarias, que pueden crecer y diferenciarse en uno de los 200 tipos de células que constituyen el cuerpo humano. Y las adultas, localizadas en algunos tejidos como la piel y la sangre.
Las células madre epidérmicas mantienen el balance de las células dentro de la epidermis y regeneran el tejido dañado. Tienen una vida limitada porque el estrés y la edad pueden disminuir la actividad y el número; una de las causas de envejecimiento cutáneo.
Todas las células madre, independientemente de su origen humano, vegetal o animal, tienen la capacidad de autogeneración. Por eso se usan para ayudar a preservar la vitalidad de las células madre humanas.
Las vegetales se utilizan en cosmética. Actualmente existe todo tipo de cremas: para párpados, nocturnas y de día, entre otras, elaboradas con células madre de origen vegetal.
Se extraen de una variedad de manzanas suizas, muy ricas en fitonutrientes. Estos componentes retrasan el envejecimiento celular (antiarrugas), protegen contra el estrés oxidativo, reparan el ADN celular producido por los daños solares y combaten el envejecimiento.
El extracto de células madre vegetales tiene la capacidad de proteger y reactivar eficazmente nuestras propias células madre dermoepidérmicas, fortaleciendo la estructura del tejido conjuntivo y mejorando la calidad y la textura de la piel.
En Estados Unidos también se trabaja sobre productos que se elaboran con células grasas, extraídas de seres humanos para fabricar las cremas. Se usan cada vez más. Se empezó con las embrionarias y ahora también se utilizan las adultas.