La causa de la piel deshidratada es una alteración de la función barrera de la piel, que puede ser de origen externo (debido a factores climáticos, etc.) o que también se pueden deber a una alteración interna (alteración de los componentes de la piel o de su manto ácido).
El agua es un constituyente fundamental de la piel, imprescindible para mantener el equilibrio y la función barrera protectora.
El nivel de hidratación no es constante y hay muchos factores que lo modifican (sol, viento, aire, climatización, fatiga, medicamentos, etc.), por lo que es muy importante mantener la correcta hidratación que la piel necesita.
Síntomas: signos inconfundibles
La piel deshidratada es aquella a la que le falta agua. Esta deshidratación se manifesta de distintas formas:
– Falta de suavidad y elasticidad.
– La piel luce apagada y sin luminosidad.
– Falta de confort. Aparecen «arrugas de deshidratación» (pómulos y contorno de los ojos).
Orígenes: cuando falta agua
La causa de la piel deshidratada es una alteración de la función barrera de la piel, que puede ser de origen externo (debido a factores climáticos, etc.) o que también se pueden deber a una alteración interna (alteración de los componentes de la piel o de su manto ácido).
Tratamientos. Objetivo: rehidratación
Para tratar la piel deshidratada y evitar que los síntomas se agraven, es importante seguir una rutina adecuada:
– Eliminar el maquillaje suavemente para evitar que la piel se vuelva áun más frágil.
– Aplicar una crema hidratante todos los días para mantener un nivel adecuado de hidratación y restablecer la función barrera de la capa córnea.
– La radiación solar también deshidrata la piel. Elegir un tratamiento hidratante con filtro o aplicar la crema hidratante y, a continuación, un protector solar.
– Elegir una textura adecuada a casa tipo de piel, la estación del año o el clima en el que se encuentre.