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Glamour en la política de Estados Unidos

Nancy Pelosi, la primera mujer Presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, está derribando con buen gusto los prejuicios que asocian a la moda con frivolidad y que condenan la coquetería en el mundo de la política en ese país.
Abuela, poderosa y a la moda. Una combinación poco común hoy en día. Estamos hablando de Nancy Pelosi, de 66 años, la primera mujer Presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Una dama vestida con trajes de diseño de las más exclusivas marcas, con peinados impecables y un cargo que la posiciona segunda en la línea de sucesión presidencial, detrás del Vicepresidente norteamericano, Dick Cheney. Una mujer cuya influencia política también se está haciendo notar en el ámbito de la moda.

La demócrata Nancy Pelosi está derribando con buen gusto los prejuicios que asocian a la moda con frivolidad y que condenan la coquetería en el mundo de la política. Con un importantísimo cargo en el Capitolio, Pelosi es acusada de radical por el ala moderada de su partido y de liberal por los conservadores más severos. Siempre votó a favor de todas las leyes de asistencia social y médica, y está a favor de los derechos de inmigrantes ilegales. Una mujer con agallas que también está a favor de la investigación con embriones humanos y con células madre, y que es partidaria del pro choice en tema aborto, es decir, dejar librado a cada persona la decisión de recurrir a la interrupción del embarazo.

Esta dama es, además, admirada por varias políticas por su dominio de la moda. Tal es el caso de la senadora republicana Mary Bono, que sostuvo: «Estoy cansada de la imagen de matrona, el resto de Estados Unidos no se viste así”, refiriéndose al “uniforme St. John” (de esa casa de ropa), que luce la gran mayoría de mujeres en el Congreso. “Pelosi viste hermosamente. Espero que tenga gran impacto en términos de moda, por supuesto, no políticamente”.

Lo cierto es que Pelosi ya está dando que hablar a todos los medios. Sus trajes Armani que incluyen uno impecable de tweed negro y blanco, con hombreras y la chaqueta recortada en la cintura; un chal rojo, o pantalones azul oscuro de terciopelo, captan todas las miradas. Y la elección de joyas como perlas de Tahití marcan un estilo en el Capitolio, que hasta ahora no era reconocido. Las mujeres que están en la política siempre vieron la necesidad de vestirse serias, de algún modo masculinas, porque los arreglos y detalles de coquetería siempre fueron vistos como falta de seriedad. Esta vez puede que empiecen a cambiar las cosas, y Pelosi siente precedente como una de las primeras mujeres norteamericanas que demuestra que la idoneidad puede ir de la mano de la moda.